Lucas 14:7-11
14:7 Observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió a los convidados una parábola, diciéndoles:
14:8 Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él,
14:9 y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar.
14:10 Más cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.
14:11 Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.
Consejos. El versículo 8 y 9 nos da consejos. Jesús, siendo 100% hombre y 100% Dios, escudriña el pensamiento del ser humano. Si vemos el comienzo del capítulo 14 vemos que Jesús llego a la casa de un Fariseo muy distinguido; llego a comer. Sabemos que los fariseos asechaban e intentaban hallar a Jesús quebrantando la ley.
14:1 Aconteció un día de reposo, que habiendo entrado para comer en casa de un gobernante, que era fariseo, éstos le acechaban.
14:2 Y he aquí estaban delante de él un hombre hidrópico.
14:3 Entonces Jesús habló a los intérpretes de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de reposo?
14:4 Más ellos callaron. Y él, tomándole, le sanó, y le despidió.
14:5 Y dirigiéndose a ellos, dijo: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo sacará inmediatamente, aunque sea en día de reposo?
14:6 Y no le podían replicar a estas cosas.
Nuestro Dios conoce los pensamientos, él sabía lo que estaba sucediendo en ese momento. Sabía que los fariseos asechaban y también sabía la opinión de los fariseos acerca de Jesús sanado a los enfermos en el día de reposo.
Cuando hablamos de fidelidad, hablamos de alguien. Pero cuando hablamos de lealtad hablamos hacia un propósito o una cosa. Enfoquémonos a la lealtad dentro de la iglesia y dentro del matrimonio.
Jesús estaba en esa casa porque había llegado a comer. Jesús conoce la mente de los fariseos que están presente. Cuando llegamos al versículo 11, Jesús estaba hablando directamente a lo que los fariseos estaban pensando. El versículo 12 dice:
Cuando hablamos de fidelidad, hablamos de alguien. Pero cuando hablamos de lealtad hablamos hacia un propósito o una cosa. Enfoquémonos a la lealtad dentro de la iglesia y dentro del matrimonio.
Jesús estaba en esa casa porque había llegado a comer. Jesús conoce la mente de los fariseos que están presente. Cuando llegamos al versículo 11, Jesús estaba hablando directamente a lo que los fariseos estaban pensando. El versículo 12 dice:
14:12 Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado.
14:13 Más cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos;
14:14 y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.
Mire el propósito e Jesús al hablar estas palabras. Aquí es cuando Jesús les hace saber acerca de los que están dentro del reino de Dios y de los que están fuera. Jesús les dice cómo pueden entrar y como pueden quedarse afuera. Jesús les muestra la diferencia entre los que están adentro y los que están afuera. ¿Porque? Porque los que están afuera no buscan los intereses de Dios, sino que buscan sus propios intereses. El versículo 15 dice:
14:15 Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios.
Cuando Jesús oye esto, le aplica otra parábola. Jesús sabía que aún no habían entendido el mensaje. En el versículo 16 entra la siguiente parábola.
14:16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos.
14:17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.
14:18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses.
14:19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses.
14:20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.
14:21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.
14:22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar.
14:23 Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
14:24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.
“ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustara mi cena.” Las excusas no son nuevas. Todas estas excusas eran excusas baratas. Nadie que tiene una hacienda la va a ver de noche. Esto se parece a las personas que dicen, “hoy no puedo ir al servicio porque tengo que ir a la lavandería.” Al escuchar estas excusas, el señor le pidió a su siervo a que mandara a traer a las personas que eran de “menos valor” ante los ojos de la sociedad.
Jesús le decía a los fariseos, Yo VINE A USTEDES. YO VINE POR USTEDES. Y NO ME RECIBEN. NO ME QUIEREN. Entonces Jesús nos dice aquí con esta palabra que como ellos, los que estaban invitados originalmente, no quieren ir a la cena, vemos que Jesús manda a llamar a los que están fuera de la casa de Israel. A los gentiles. ¿Porque? Porque los Judíos pensaban que la salvación era solo para ellos los judíos. Sin embargo, vemos que Jesús nos da la oportunidad de la salvación hoy en día. Cuando el siervo dice, “señor aún hay lugar,” allí entramos nosotros. Y te digo algo, AUN HAY LUGAR. SI TU Estas leyendo esto y aun no conoces a Jesús como tu único y suficiente salvador, Aun Hay Lugar.
También podemos aplicar esta palabra de la siguiente manera. La idea de que “salvo, siempre salvo,” no encaja porque también nosotros que ahora hemos recibido la gracia de Dios, si empezamos a hacer excusas, vemos que alguien tomara nuestro lugar si nosotros no decidimos serle fiel a Dios.
La tercera parábola comienza en el versículo 26:
Jesús le decía a los fariseos, Yo VINE A USTEDES. YO VINE POR USTEDES. Y NO ME RECIBEN. NO ME QUIEREN. Entonces Jesús nos dice aquí con esta palabra que como ellos, los que estaban invitados originalmente, no quieren ir a la cena, vemos que Jesús manda a llamar a los que están fuera de la casa de Israel. A los gentiles. ¿Porque? Porque los Judíos pensaban que la salvación era solo para ellos los judíos. Sin embargo, vemos que Jesús nos da la oportunidad de la salvación hoy en día. Cuando el siervo dice, “señor aún hay lugar,” allí entramos nosotros. Y te digo algo, AUN HAY LUGAR. SI TU Estas leyendo esto y aun no conoces a Jesús como tu único y suficiente salvador, Aun Hay Lugar.
También podemos aplicar esta palabra de la siguiente manera. La idea de que “salvo, siempre salvo,” no encaja porque también nosotros que ahora hemos recibido la gracia de Dios, si empezamos a hacer excusas, vemos que alguien tomara nuestro lugar si nosotros no decidimos serle fiel a Dios.
La tercera parábola comienza en el versículo 26:
14:26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
14:27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Esta palabra no nos está diciendo que vamos a ser enemigos de nuestra familia. Sino que no podemos dejar que nuestra familia nos aparte de Dios. Esta palabra no está escrita allí de puro gusto, esta palabra no está allí para llenar parte de la hoja. ¡No! Esa palabra está allí porque sabemos que la palabra de Dios, nos hace enemigos del mundo. Cuando comenzamos nuestro caminar con Dios, se levantan potestades y el enemigo empieza a usar aun a nuestra familia para apartarnos del propósito de Dios. Jesús les quería dar a entender que para ser parte del reino de Dios, tenían que despojarse por completo.